PRÁCTICA 11 (obligatoria). La educación en 2030.




 

Querida Alicia,

           2030 no se parece nada a las películas futuristas que nos mostraban cómo sería nuestro mundo en esta fecha ¡y menos mal!.  La necesidad de sobrevivir y buscar el equilibrio ha provocado un cambio radical en todos los paradigmas, también en el educativo. En un mundo casi en llamas, donde cada vez nos comunicábamos más a través de las tecnologías, donde la interacción cara a cara era más escasa, donde el uso excesivo de los avances estaba dando lugar a la más profunda soledad y la tierra dejaba de ser fértil, donde las personas vagaban sin rumbo cierto en una tierra donde no se germinaba la sensibilidad ni había casi lugar para las emociones y la empatía, ni para la conciencia con nuestro medio, una residencia en la tierra donde no hubiera querido ser raíz en las tinieblas, de repente apareció una trágica pandemia que lo cambió todo.  El resurgimiento de valores en tiempos del COVID19 se puso a la altura del amor de Florentino Ariza, y se comenzó a luchar por un mundo mejor, como éste luchó insaciablemente por su amor. Parece que siempre deja la ventura una puerta abierta en las desdichas, para dar remedio a ellas. Y así es, este hecho fue la Aurora de las nuevas generaciones que experimentaron la necesidad de vivir más allá de la tecnología.  Nadie tuvo que viajar a un espacio tridimensional para salvarnos,  ni tampoco, o por lo menos de momento, no tenemos que buscar vida en Marte. La clave se encontraba en la educación. No necesitábamos coches voladores, ni robots que nos facilitasen las tareas cotidianas, ni tampoco clones para alargar la vida, ni relojes que reflejasen nuestro tiempo vital. Lo que necesitamos era mucho más simple: necesitábamos volver a  ser personas. La esencia del ser humano alejada de cualquier manipulación, como si volviésemos a ser niños  y mirásemos la realidad con ojos inocentes.  Esto también se refleja en la escuela. La enseñanza de las materias viene acompañada de actividades que nos recuerdan la realidad constantemente. La importancia de cuidar el medio ambiente, el respeto por la diversidad y el fomento de la empatía. Nos enseñan a  ver con el corazón y así es todo mucho más sencillo. Los profesores son como ese profesor de la película que nos ponía mi madre a mi hermano y a mí,  el profesor Clément Mathieu, cercanos y preocupados por cada uno de nosotros. Nos hacen la enseñanza más fácil y nos ayudan a entender la utilidad de la misma.  Los jóvenes, hemos aprendido que la vida va más allá de las redes sociales y que mil máquinas jamás podrán crear una flor. Hemos conseguido  encontrar el equilibro y buscar la utilidad de las nuevas tecnologías pero no para ser personas más indiferentes y solitarias, sino para poner el corazón en todo lo que hacemos y mostramos.  A través del espejo, no había ningún jardín ni ningún País de las Maravillas, sino estábamos nosotros, las nuevas generaciones luchando por preservar nuestro planeta y preocupados por cuidar de las raíces que hacen posible que siga siendo fértil. La educación es ese Alhep y la podemos encontrar en las aulas, pero también en todas las bibliotecas del mundo. Vivir ya no será un sueño, y la educación será esa Ítaca que en cualquier naufragio tendremos presente.

Me despido de ti Alicia.

Espero que cuando llegues a casa escribas un libro acerca de lo que te he contado,

para que siempre  podamos leer como es el mundo y la educación  hoy.

O simplemente leer cómo podría ser.

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